Empecemos por lo básico.
El pH indica si una sustancia es ácida, neutra o alcalina. En el papel, ese detalle puede marcar una gran diferencia: los papeles ácidos se degradan más rápido, se vuelven amarillentos, quebradizos y frágiles. Y eso impacta directamente en la forma en que envejecen nuestros libros.
¿Por qué hay papeles ácidos?
Porque durante su fabricación se utilizan materiales o procesos que introducen acidez. En algunos casos, incluso si el papel fue neutro en su origen, puede volverse ácido con el tiempo por los productos que se liberan al deteriorarse.
¿Y por qué es importante?
La acidez no rompe el papel de un día para otro. Pero sí acelera su deterioro.
Lo debilita, lo vuelve menos resistente al uso y más difícil de manipular sin dañarlo.
En cambio, los papeles alcalinos se conservan mejor. ¿Por qué? Porque contienen una reserva alcalina —como el carbonato de calcio— que ayuda a neutralizar la acidez que aparece con el paso del tiempo y protege las fibras del deterioro.
¿Cómo saber si un papel es ácido?
Hay pruebas específicas, como las tiras reactivas de pH, pero también hay signos visibles que pueden darte una pista:
El papel está muy amarillento
Se quiebra con facilidad
Está frágil al tacto
Entonces, ¿qué podés hacer?
No siempre es posible cambiar el papel. Pero sí hay mucho que podés hacer para cuidarlo:
🔹 Almacenarlo en condiciones adecuadas
🔹 Evitar la luz solar directa y la humedad
🔹 Aprender técnicas simples de estabilización y reparación
Aprender a cuidar libros es una forma de preservar lo que valoramos.
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