Siempre me fascinó el mundo de los libros: su contenido, su textura y el aroma del papel. Desde pequeña, combiné ese amor por la lectura con una pasión por crear cosas con mis manos. Pintar, dibujar y experimentar con materiales siempre fueron parte de mi vida. Mi curiosidad por entender cómo funcionan los objetos y los procesos detrás de ellos me llevó a estudiar Conservación y Restauración de Bienes Culturales, una carrera que fusionaba arte y ciencia, mis dos grandes intereses.
En 2013, una amiga de la facultad me enseñó a encuadernar, y desde entonces no paré. Fue un descubrimiento que unió todo lo que amaba: los libros, el trabajo manual y el cuidado de los materiales. Juntas creamos Le Livre, mi primer emprendimiento, que años después se transformó en Pez Bicicleta, mi proyecto personal. Hacía cuadernos, álbumes y daba clases de encuadernación, algo que disfrutaba profundamente.
En 2015, empecé a trabajar en el INTI, explorando el aspecto técnico del papel, y en 2017 ingresé al laboratorio de conservación de papel del Fondo Antiguo de la Compañía de Jesús. Allí reparé documentos y encuadernaciones históricas, consolidando mi amor por los libros como objetos culturales. Ese mismo año, me recibí tras años de esfuerzo y estudio.
La pandemia en 2020 me dio tiempo para reconectarme con mi creatividad, transformando Pez Bicicleta en Pez, un espacio donde exploré bordado, cerámica y collage. Pero con el regreso a la rutina laboral, sentí la necesidad de volver a lo que realmente amaba.
Este año decidí dar un gran paso: dejé mi trabajo para fundar Mare, un emprendimiento que une todo lo que aprendí y amo. Hoy, a través de Mare, comparto mi pasión por los libros, el papel y la encuadernación con quienes comparten este amor.